¡Creyentes! ¡Respetad vuestros compromisos! La bestia de los rebaños os está
permitida, salvo lo que se os recita. La caza no os está permitida mientras
estéis sacralizados. Alá decide lo que Él quiere.
¡Creyentes! No profanéis las cosas sagradas de Alá, ni el mes sagrado, ni la
víctima, ni las guirnaldas, ni a los que se dirigen a la Casa Sagrada, buscando
favor de su Señor y satisfacerle. Podéis cazar cuando dejáis de estar
sacralizados. Que el odio que tenéis a gente que hace poco os apartaba de la
Mezquita Sagrada no os incite a violar la ley. Ayudaos unos a otros a practicar
la piedad y el temor de Alá, no el pecado y la violación de la ley. ¡Y temed a
Alá! Alá castiga severamente...
Os está vedada la carne mortecina, la sangre, la carne de cerdo, la de animal
sobre el que se haya invocado un nombre diferente del de Alá, la de animal
asfixiado o muerto a palos, de una caída, de una cornada, la del devorado
parcialmente por las fieras -excepto si aún lo sacrificáis vosotros-, la del
inmolado en piedras erectas. Consultar la suerte valiéndose de flechas es una
pervesidad. Hoy quienes no creen han desesperado de vuestra religión. ¡No les
tengáis, pues, miedo a ellos, sino a Mí! Hoy os he perfeccionado vuestra
religión, he completado Mi gracia en vosotros y Me satisface que sea el islam
vuestra religión. Si alguien se ve compelido durante un hambre, sin intención de
pecar,...Alá es indulgente, misericordioso.
Te preguntan qué les está permitido. Di: «Os están permitidas las cosas buenas.
Podéis comer de lo que os cojan los animales de presa que habéis adiestrado para
la caza, tal como Alá os ha enseñado. ¡Y mencionad el nombre de Alá sobre ello!
¡Y temed a Alá». Alá es rápido en ajustar cuentas.
Hoy se os permiten las cosas buenas. Se os permite el alimento de quienes han
recibido la Escritura, así como también se les permite a ellos vuestro alimento.
Y las mujeres creyentes honestas y las honestas del pueblo que, antes que
vosotros, había recibido la Escritura, si les dais la dote tomándolas en
matrimonio, no como fornicadores o como amantes. Vanas serán las obras de quien
rechace la fe y en la otra vida será de los que pierdan.
¡Creyentes! Cuando os dispongáis a hacer la azalá, lavaos el rostro y los brazos
hasta el codo, pasad las manos por la cabeza y lavaos los pies hasta el tobillo.
Si estáis en estado de impureza legal, purificaos. Y si estáis enfermos o de
viaje, si viene uno de vosotros de hacer sus necesidades, o habéis tenido
contacto con mujeres y no encontráis agua, recurrid a arena limpia y pasadla por
el rostro y por las manos. Alá no quiere imponeros ninguna carga, sino
purificaros y completar Su gracia en vosotros. Quizás, así seáis agradecidos.
Recordad la gracia que Alá os dispensó y el pacto que concluyó con vosotros
cuando dijisteis: «Oímos y obedecemos». ¡Temed a Alá! Alá sabe bien lo que
encierran los pechos.
¡Creyentes! ¡Sed íntegros ante Alá cuando depongáis con equidad! ¡Que el odio a
una gente no os incite a obrar injustamente! ¡Sed justos! Esto es lo más próximo
al temor de Alá. ¡Y temed a Alá! Alá está bien informado de lo que hacéis.
¡Creyentes! Recordad la gracia que Alá os dispensó cuando una gente habría
preferido poneros las manos encima y Él se lo impidió. ¡Y temed a Alá! ¡Que los
creyentes confíen en Alá!
Alá concertó un pacto con los Hijos de Israel. Suscitamos de entre ellos a doce
jefes. Y Alá dijo: «Yo estoy con vosotros. Si hacéis la azalá, dais el azaque,
creéis en Mis enviados y les auxiliáis, si hacéis un préstamo generoso a Alá, he
de borrar vuestras malas obras e introduciros en jardines por cuyos bajos fluyen
arroyos. Quien de vosotros, después de eso, no crea se habrá extraviado del
camino recto».
Por haber violado su pacto les hemos maldecido y hemos endurecido sus corazones.
Alteran el sentido de las palabras; olvidan parte de lo que se les recordó.
Siempre descubrirás en ellos alguna traición, salvo en unos pocos. ¡Borra sus
faltas, perdónales! Alá ama a quienes hacen el bien.
Concertamos un pacto con quienes decían: «Somos cristianos». Pero olvidaron
parte de lo que se les recordó y, por eso,. provocamos entre ellos enemistad y
odio hasta el día de la Resurrección. Pero ya les informará Alá de lo que
hacían.
¡Gente de la Escritura ! Nuestro Enviado ha venido a vosotros, aclarándoos mucho
de lo que de la Escritura habíais ocultado y revocando mucho también. Os ha
venido de Alá una Luz, una Escritura clara,
por medio de la cual Alá dirige a quienes buscan satisfacerle por caminos de paz
y les saca, con Su permiso, de las tinieblas a la luz, y les dirige a una vía
recta.
No creen, en realidad, quienes dicen: «Alá es el Ungido, hijo de María». Di:
«¿Quién podría impedir a Alá que. si Él quisiera, hiciera morir al Ungido, hijo
de María, a su madre y a todos los de la tierra?» De Alá es el dominio de los
cielos, de la tierra y de lo que entre ellos está. Crea lo que Él quiere. Alá es
omnipotente.
Los judíos y los cristianos dicen: «Somos los hijos de Alá y Sus predilectos».
Di: «¿Por qué, pues, os castiga por vuestros pecados? No, sino que sois
mortales, de Sus criaturas. Perdona a quien Él quiere y castiga a quien Él
quiere». De Alá es el dominio de los cielos y de la tierra y de lo que entre
ellos está. Es Él el fin de todo.
¡Gente de la Escritura ! Nuestro Enviado ha venido a vosotros para instruiros,
después de una interrupción de enviados, no sea que dijerais: «No ha venido a
nosotros ningún nuncio de buenas nuevas, ni monitor alguno». Así, pues, sí que
ha venido a vosotros un nuncio de buenas nuevas y un monitor. Alá es
omnipotente.
Y cuando Moisés dijo a su pueblo: «¡Pueblo! Recordad la gracia que Alá os
dispensó cuando suscitó de entre vosotros a profetas e hizo de vosotros reyes,
dándoos lo que no se había dado a ninguno en el mundo.
Dijeron: «¡Moisés! Hay en ella un pueblo de hombres fuertes y no entraremos
mientras no salgan de ella. Si salen de ella, entonces, sí que entraremos».
Dos de sus hombres, temerosos de Alá, a quienes Alá había agraciado, dijeron:
«Entrad contra ellos por la puerta. Una vez franqueada, la victoria será
vuestra. Si sois creyentes, ¡confiad en Alá!».
¡Y cuéntales la historia auténtica de los dos hijos de Adán, cuando ofrecieron
una oblación y se le aceptó a uno, pero al otro no! Dijo: «¡He de matarte!».
Dijo: «Alá sólo acepta de los que Le temen.
Alá envió un cuervo, que escarbó la tierra para mostrarle cómo esconder el
cadáver de su hermano. Dijo: «¡Ay de mí! ¿Es que no soy capaz de imitar a este
cuervo y esconder el cadáver de mi hermano?». Y pasó a ser de los arrepentidos.
Por esta razón, prescribimos a los Hijos de Israel que quien matara a una
persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, fuera como si
hubiera matado a toda la Humanidad. Y que quien salvara una vida, fuera como si
hubiera salvado las vidas de toda la Humanidad. Nuestros enviados vinieron a
ellos con las pruebas claras, pero, a pesar de ellas, muchos cometieron excesos
en la tierra.
Retribución de quienes hacen la guerra a Alá y a Su Enviado y se dan a corromper
en la tierra: serán muertos sin piedad, o crucificados, o amputados de manos y
pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia en la vida de acá y
terrible castigo en la otra.
Si poseyeran los infiles todo cuanto hay en la tierra y otro tanto, y lo
ofrecieran como rescate para librarse del castigo del día de la Resurrección, no
se les aceptaría Tendrán un castigo doloroso.
¡Enviado! Que no te entristezcan quienes se precipitan en la incredulidad. Son
de los que dicen con la boca: «Creemos», pero no creen de corazón, y de los
judíos. Dan oídos a la mentira, dan oídos a otra gente que no ha venido a ti.
Alteran el sentido de las palabras y dicen: «Si se os ha dado esto, ¡tomadlo!;
pero, si no es esto lo que se os ha dado. ¡guardaos!». Si Alá quiere que alguien
sea tentado, tú no puedes hacer nada por él contra Alá. Esos tales son aquéllos
cuyos corazones Alá no ha querido purificar. Sufrirán ignominia en la vida de
acá y terrible castigo en la otra.
Dan oído a la mentira y devoran el soborno. Si vienen a ti, decide entre ellos o
retírate. Si te retiras, no podrán hacerte ningún daño. Si decides, hazlo con
equidad. Alá ama a los que observan la equidad.
Pero ¿cómo van a hacerte juez teniendo como tienen la Tora, en la que se
contiene la decisión de Alá? Luego, después de eso, se retiran. Esos tales no
son creyentes.
Hemos revelado la Tora, que contiene Dirección y Luz. Los profetas que se habían
sometido administraban justicia a los judíos según ella, como hacían los
maestros y doctores, según lo que de la Escritura de Alá se les había confiado y
de lo cual eran testigos. ¡No tengáis, pues, miedo a los hombres, sino a Mí! ¡Y
no malvendáis Mis signos! Quienes no decidan según lo que Alá ha revelado, ésos
son los infieles.
Les hemos prescrito en ella: «Vida por vida, ojo por ojo, nariz por nariz, oreja
por oreja, diente por diente y la ley del talión por las heridas». Y si uno
renuncia a ello, le servirá de expiación. Quienes no decidan según lo que Alá ha
revelado, ésos son los impíos.
Hicimos que les sucediera Jesús, hijo de María, en confirmación de lo que ya
había de la Tora. Le dimos el Evangelio, que contiene Dirección y Luz, en
confirmación de lo que ya había de la Tora y como Dirección y Exhortación para
los temerosos de Alá.
Te hemos revelado la Escritura con la Verdad, en confirmación y como custodia de
lo que ya había de la Escritura. Decide, pues, entre ellos según lo que Alá ha
revelado y no sigas sus pasiones, que te apartan de la Verdad que has recibido.
A cada uno os hemos dado una norma y una vía. Alá, si hubiera querido, habría
hecho de vosotros una sola comunidad, pero quería probaros en lo que os dio.
¡Rivalizad en buenas obras! Todos volveréis a Alá. Ya os informará Él de aquello
en que discrepabais.
Debes decidir entre ellos según lo que Alá ha revelado. No sigas sus pasiones.
¡Guárdate de ellos, no sea que te seduzcan, desviándote de parte de lo que Alá
te ha revelado! Y, si se apartan, sabe que Alá desea afligirles por algunos de
sus pecados. Muchos hombres son, ciertamente, perversos.
¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos
unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos.
Alá no guía al pueblo impío.
Ves a los enfermos de corazón precipitarse a ellos, diciendo: «Tenemos miedo de
un revés de fortuna». Pero puede que Alá traiga el éxito u otra cosa de Él y,
entonces, se dolerán de lo que habían pensado en secreto.
¡Creyentes! Si uno de vosotros apostata de su fe... Alá suscitará una gente a la
cual Él amará y de la cual será amado, humilde con los creyentes, altivo con los
infieles, que Alá y que no temerá la censura de nadie. Éste es el favor de Alá.
Lo dispensa a quien Él quiere. Alá es inmenso, omnisciente.
¡Creyentes! No toméis como amigos a quienes, habiendo recibido la Escritura
antes que vosotros, toman vuestra religión a burla y a juego, ni tampoco a los
infieles. ¡Y temed a Alá, si es que sois creyentes!
Di: «¡Gente de la Erscritura ! ¿Es que no tenéis más motivo para censurarnos que
el que creamos en Alá y en la Revelación hecha a nosotros y a los que nos
precedieron y que la mayoría seáis unos perversos?».
Di: «No sé si informaros de algo peor aún que eso respecto a una retribución
junto a Alá. Los que Alá ha maldecido, los que han incurrido en Su ira, los que
Él ha convertido en monos y cerdos, los que han servido a los taguts, ésos son
los que se encuentran en la situación peor y los más extraviados del camino
recto».
Los judíos dicen: «La mano de Alá está cerrada». ¡Que sus propias manos estén
cerradas y sean malditos por lo que dicen! Al contrario, Sus manos están
abiertas y Él distribuye Sus dones como quiere. Pero la Revelación que tú has
recibido de tu Señor acrecentará en muchos de ellos su rebelión e incredulidad.
Hemos suscitado entre ellos hostilidad y odio hasta el día de la Resurrección.
Siempre que encienden el fuego de la guerra, Alá se lo apaga. Se dan a corromper
en la tierra y Alá no ama a los corruptores.
Si obsevaran la Tora, el Evangelio y la Revelación que han recibido de su Señor,
disfrutarían de los bienes del cielo y de la tierra. Hay entre ellos una
comunidad que se mantiene moderada, pero ¡qué mal hacen muchos otros de ellos!
¡Enviado! ¡Comunica la Revelación que has recibido de tu Señor, que, si no lo
haces, no comunicas Su mensaje! Alá te í, protegerá de los hombres. Alá no
dirige al pueblo infiel.
Di: «¡Gente de la Escritura ! No hacéis nada de fundamento mientras no observéis
la Tora. el Evangelio y la Revelación que habéis recibido de vuestro Señor».
Pero la Revelación que tú has recibido de tu Señor acrecentará en muchos de
ellos su rebelión e incredulidad. ¡No te aflijas, pues, por el pueblo infiel!
Los creyentes, los judíos, los sabeos y los cristianos -quienes creen en Alá y
en el último Día y obran bien- no tienen que temer y no estarán tristes.
Concertamos un pacto con los Hijos de Israel y les mandamos enviados. Siempre T
que un enviado venía a ellos con algo que no era de su gusto, le desmentían o le
daban muerte.
Creían que no iban a ser probados y se portaron como ciegos y sordos. Alá se
volvió a ellos, pero muchos de ellos vol- vieron a portarse como ciegos y
sordos. Alá ve bien lo que hacen.
No creen, en realidad, quienes dicen: «Alá es el Ungido, hijo de María», siendo
así que el mismo Ungido ha dicho: «¡Hijos de Israel, servid a Alá, mi Señor y
Señor vuestro!». Alá veda el Jardín a quien asocia a Alá. Su morada será el
Fuego. Los impíos no tendrán quien les auxilie.
No creen, en realidad, quienes dicen: «Alá es el tercero de tres». No hay ningún
otro dios que Dios Uno y, si no paran de decir eso, un castigo doloroso
alcanzará a quienes de ellos no crean.
El Ungido, hijo de María, no es sino un enviado, antes del cual han pasado otros
enviados, y su madre, veraz. Ambos tomaban alimentos. ¡ Mira cómo les explicamos
los signos! ¡Y mira cómo son desviados!
Di: «¡Gente de la Escritura ! No exageréis en vuestra religión profesando algo
diferente de la Verdad y no sigáis las pasiones de una gente que ya antes se
extravió, extravió a muchos y se apartó del recto camino».
Ves a muchos de ellos que traban amistad con los que no creen. Lo que han hecho
antes está tan mal que Alá está irritado con ellos y tendrán un castigo eterno.
Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los asociadores, y
que los más amigos de los creyentes son los que dicen: «Somos cristianos». Es
que hay entre ellos sacerdotes y monjes y no son altivos.
Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de
lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen: «¡Señor! ¡Creemos! ¡Apúntanos,
pues. como testigos!
Alá les recompensará por lo que han dicho con jardines por cuyos bajos fluyen
arroyos, en los que estarán eternamente. Ésa es la retribución de quienes hacen
el bien.
Alá no os tendrá en cuenta la vanidad de vuestros juramentos, pero sí el que
hayáis jurado deliberadamente. Como expiación, alimentaréis a diez pobres como
soléis alimentar a vuestra familia, o les vestiréis, o manumitiréis a un
esclavo. Quien no pueda, que ayune tres días. Cuando juréis, ésa será la
expiación por vuestros juramentos. ¡Sed fieles a lo que juráis! Así os explica
Alá Sus aleyas. Quizás, así, seáis agradecidos.
¡Creyentes! El vino, el maysir, las piedras erectas y las flechas no son sino
abominación y obra del Demonio. ¡Evitadlo, pues! Quizás, así, prosperéis.
El Demonio quiere sólo crear hostilidad y odio entre vosotros valiéndose del
vino y del maysir, e impediros que recordéis a Alá y hagáis la azalá. ¿Os
abstendréis, pues?
Quienes creen y obran bien, no pecan en su comida si temen a Alá, creen y obran
bien, luego temen a Alá y creen, luego temen a Alá y hacen el bien. Alá ama a
quienes hacen el bien.
¡Creyentes! Alá ha de probaros con alguna caza obtenida con vuestras manos o con
vuestras lanzas, para saber quién Le teme en secreto. Quien, después de esto,
viole la ley, tendrá un castigo doloroso.
¡Creyentes! No matéis la caza mientras estéis sacralizados. Si uno de vosotros
la mata deliberadamente, ofrecerá como víctima a la Caaba, en compensación, una
res de su rebaño, equivalente a la caza que mató -a juicio de dos personas
justas de entre vosotros-, o bien expiará dando de comer a los pobres o ayunando
algo equivalente, para que guste la gravedad de su conducta. Alá perdona lo
pasado, pero Alá se vengará del reincidente. Alá es poderoso, vengador.
Os es lícita la pesca y alimentaros de ella para disfrute vuestro y de los
viajeros, pero os está prohibida la caza mientras dure vuestra sacralización. Y
temed a Alá hacia Quien seréis congregados.
Alá ha hecho de la Caaba, la Casa Sagrada, estación para los hombres, y ha
instituido el mes sagrado, la víctima y las guirnaldas para que sepáis que Alá
conoce lo que está en los cielos y en la tierra y que Alá es omnisciente.
¡Creyentes! No preguntéis por cosas que, si se os dieran a conocer, os dañarían.
Si, con todo, preguntáis por ellas cuando se revela el Corán, se os darán a
conocer y Alá os perdonará por ello. Alá es indulgente, benigno.
Y cuando se les dice: «Venid a la Revelación de Alá y al Enviado», dicen: «Nos
basta aquello en que encontramos a nuestros padres». ¡Cómo! ¿Y si sus padres no
sabían nada, ni estaban bien dirigidos?
¡Creyentes! ¡Preocupaos de vosotros mismos! Quien se extravía no puede dañaros,
si estáis en la buena dirección. Todos volveréis a Alá. Ya os informará Él de lo
que hacíais.
¡Creyentes! Cuando, a punto de morir, hagáis testamento, llamad como testigos a
dos personas justas de los vuestros o bien a dos de fuera si estáis de viaje y
os sobreviene la muerte. Retenedlas después de la azalá. Si dudáis de ellas, que
juren por Alá: «¡No nos venderemos, aunque se trate de un pariente, ni
ocultaremos el testimonio de Alá! Si no, seríamos de los pecadores».
Si se descubre que son reos de pecado, otros dos, los más próximos, les
sustituirán, elegidos entre los perjudicados por el perjurio y jurarán por Alá:
«Nuestro testimonio es más auténtico que el de los otros dos. Y no hemos violado
la ley. Si no, seríamos de los impíos».
Así, será más fácil conseguir que presten testimonio como es debido, o que teman
ver rechazados sus juramentos después de prestados. ¡Temed a Alá y escuchad! Alá
no dirige al pueblo perverso.
Cuando dijo Alá: «¡Jesús, hijo de María!; Recuerda Mi gracia, que os dispensé a
ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Santo y hablaste a la gente
en la cuna y de adulto, y cuando le enseñé la Escritura, la Sabiduría, la Tora y
el Evangelio. Y cuando creaste de arcilla a modo de pájaros con Mi permiso,
soplaste en ellos y se convirtieron en pájaros con Mi permiso. Y curaste al
ciego de nacimiento y al leproso con Mi permiso. Y cuando resucitaste a los
muertos con Mi permiso. Y cuando alejé de ti a los Hijos de Israel cuando
viniste a ellos con las pruebas claras y los que de ellos no creían dijeron:
'Esto no es sino manifiesta magia'.
Cuando dijeron los apóstoles: «¡Jesús, hijo de María! ¿Puede tu Señor hacer que
nos baje del cielo una mesa servida?». Dijo: «¡Temed a Alá, si sois creyentes!».
Dijo Jesús, hijo de María: «¡Alá, Señor nuestro! Haz que nos baje del cielo una
mesa servida, que sea para nosotros, el primero como el último, motivo de
regocijo y signo venido de Ti. ¡Provéenos del sustento necesario, Tú, Que eres
el Mejor de los proveedores!».
Y cuando dijo Alá: «¡Jesús, hijo de María! ¡Eres tú quien ha dicho a los
hombres: '¡Tomadnos a mí y a mi madre como a dioses, además de tomar a Alá!'?».
Dijo: «¡Gloria a Ti! ¿Cómo voy a decir algo que no tengo por verdad? Si lo
hubiera dicho, Tú lo habrías sabido. Tú sabes lo que hay en mí, pero yo no sé lo
que hay en Ti. Tú eres Quien conoce a fondo las cosas ocultas.
No les he dicho más que lo que Tú me has ordenado: '¡Servid a Alá, mi Señor y
Señor vuestro!' Fui testigo de ellos mientras estuve entre ellos, pero, después
de llamarme a Ti, fuiste Tú Quien les vigiló. Tú eres testigo de todo.
Alá dice: «Este es un día en que su sinceridad aprovechará a los sinceros.
Tendrán jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eternamente,
para siempre». Alá está satisfecho de ellos y ellos lo están de Él. ¡Ése es el
éxito grandioso!