Y cuando el Profeta dijo un secreto a una de sus esposas. Cuando, no obstante,
ella lo reveló y Alá se lo descubrió, dio él a conocer parte y ocultó el resto.
Y, cuando se lo reveló, dijo ella: «¿Quién te ha informado de esto?» Él dijo:
«Me lo ha revelado el Omnisciente, el Bien Informado».
Si os volvéis ambas, arrepentidas, a Alá, es señal de que vuestros corazones han
cedido. Si, al contrario, os prestáis ayuda en contra de él, entonces, Alá es su
Protector. Y le ayudarán Gabriel, los buenos creyentes y, además, los ángeles.
Si él os repudia, quizá su Señor le dé, a cambio, esposas mejores que vosotras,
sometidas a É, creyentes, devotas, arrepentidas, que sirven a Alá, que ayunan,
casadas de antes o vírgenes.
¡Creyentes! Guardaos, vosotros y vuestras familias, de un Fuego cuyo combustible
lo forman hombres y piedras, y sobre el que habrá ángeles gigantescos,
poderosos, que no desobedecen a Alá en lo que les ordena, sino que hacen lo que
se les ordena.
¡Creyentes! ¡Volveos a Alá con sincero arrepentimiento! Quizá vuestro Señor
borre vuestras malas obras y os introduzca en jardines por cuyos bajos fluyen
arroyos. El día que Alá libre de vergüenza al Profeta y a los que con él
creyeron... Su luz correrá ante ellos y a su derecha. Dirán: «¡Señor!
¡Perfecciónanos nuestra luz y perdónanos! Eres omnipotente».
Alá pone como ejemplo para los infieles a la mujer de Noé y a la mujer de Lot.
Ambas estaban sujetas a dos de Nuestros siervos justos, pero les traicionaron,
aunque su traición no les sirvió de nada frente a Alá. Y se dijo: «¡Entrad ambas
en el Fuego, junto con los demás que entran!»
Y Alá pone como ejemplo para los creyentes a la mujer de Faraón. Cuando dijo:
«¡Señor! ¡Constrúyeme, junto a Ti, una casa en el Jardín y sálvame de Faraón y
de sus obras! ¡Sálvame del pueblo impío!»
Y a María, hija de Imran, que conservó su virginidad y en la que infundimos de
Nuestro Espíritu. Tuvo por auténticas las palabras y Escritura de su Señor y fue
de las devotas.