Proclama de Alá y Su Enviado, dirigida a los hombres el día de la peregrinación
mayor. «Alá no es responsable de los asociadores, y Su Enviado tampoco. Si os
arrepentís será mejor para vosotros. Pero, si volvéis la espalda, sabed que no
escaparéis de Alá». ¡Anuncia a los infieles un castigo doloroso!
Se exceptúan los asociadores con quienes habéis concertado una alianza y no os
han fallado en nada ni han ayudado a nadie contra vosotros. Respetad vuestra
alianza con ellos durante el plazo convenido. Alá ama a quienes Le temen.
Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores
dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas
por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque,
entonces ¡dejadles en paz! Alá es indulgente, misericordioso.
Si uno de los asociadores te pide protección concédesela, para que oiga la
Palabra de Alá. Luego, facilítale la llegada a un lugar en que esté seguro. Es
que son gente que no sabe.
¿Cómo podrán los asociadores concertar una alianza con Alá y con Su Enviado, a
no ser aquéllos con quienes concertasteis una alianza junto a la Mezquita
Sagrada? Mientras cumplan con vosotros, cumplid con ellos. Alá ama a quienes Le
temen.
¿Cómo si, cuando os vencen, no respetan alianza ni compromiso con vosotros? Os
satisfacen con la boca, pero sus corazones se oponen y la mayoría son unos
perversos.
Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces serán vuestros
hermanos en religión. Exponemos claramente las aleyas a gente que sabe.
Pero, si violan sus juramentos después de haber concluido una alianza y atacan
vuestra religión, combatid contra los jefes de la incredulidad. No respetan
ningún juramento. Quizás, así, desistan.
¿Cómo no vais a combatir contra gente que ha violado su juramento, que hubiera
preferido expulsar al Enviado y os atacó primero? ¿Les tenéis miedo, siendo así
que Alá tiene más derecho a que Le tengáis miedo? Si es que sois creyentes...
¡Combatid contra ellos! Alá le castigará a manos vuestras y les llenará de
vergüenza, mientras que a vosotros os auxiliará contra ellos, curando así los
pechos de gente creyente
¿O es que habéis creído que se os iba a dejar en paz y que Alá aún no conoce a
quienes de vosotros han combatido sin trabar amistad con nadie, fuera de Alá, de
Su Enviado y de los creyentes? Alá está bien informado de lo que hacéis.
Los asociadores no deben cuidar del mantenimiento de las mezquitas de Alá,
siendo testigos contra sí mismos de su incredulidad. Ésos, ¡qué vanas son sus
obras! ¡Estarán en el Fuego eternamente!
.Que sólo cuide del mantenimiento de las mezquitas de Alá quien crea en Alá y en
el último Día, haga la azalá, dé el azaque y no tenga miedo sino de Alá. Quizás
ésos sean de los bien dirigidos...
¿Vais a comparar al que da de beber a los peregrinos y cuida del mantenimiento
de la Mezquita Sagrada con el que cree en Alá y en el último Día y lucha por
Alá? No son iguales para Alá. Alá no dirige al pueblo impío.
¡Creyentes! No toméis como amigos a vuestros padres y a vuestros hermanos si
prefieren la incredulidad a la fe. Quienes de vosotros les consideran amigos,
ésos son los impíos.
Di: «Si preferís vuestros padres, vuestros hijos varones, vuestros hermanos,
vuestras esposas, vuestra tribu, la hacienda que habéis adquirido, un negocio
por cuyo resultado teméis y casas que os placen, a Alá y a Su Enviado y a la
lucha por Su causa, esperad a que venga Alá con Su orden...» Alá no dirige al
pueblo perverso.
Alá os ha ayudado a vencer en muchos sitios. Y el día de Hunayn, cuando,
complacidos por vuestro gran número, éste no os sirvió de nada; cuando la
tierra, a pesar de su vastedad, os resultó angosta y volvisteis la espalda para
huir.
Alá, entonces, envió de los alto Su sakina sobre Su Enviado y sobre los
creyentes. Hizo también descender legiones invisibles a vuestros ojos y castigó
a los que no creían. Ésa es la retribución de los infieles.
¡Creyentes! Los asociadores son mera impureza. ¡Que no se acerquen, pues, a la
Mezquita Sagrada después de este su año! Si teméis escasez, Alá os enriquecerá
por favor Suyo, si quiere. Alá es omnisciente, sabio.
¡Combatid conta quienes, habiendo recibido la Escritura, no creen en Alá ni en
el último Día, ni prohíben lo que Alá y Su Enviado han prohibido, ni practican
la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente!
Los judíos dicen: «Uzayr es el hijo de Alá». Y los cristianos dicen: «El Ungido
es el hijo de Alá». Eso es lo que dicen de palabra. Remedan lo que ya antes
habían dicho los infieles. ¡Que Alá les maldiga! ¡Cómo pueden ser tan desviados!
Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María,
como señores, en lugar de tomar a Alá cuando las órdenes que habían recibido no
eran sino de servir a un Dios Uno. ¡No hay más dios que Él! ¡Gloria a Él! ¡Está
por encima de lo que Le asocian!
Él es Quien ha mandado a Su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera
para que, a despecho de los asociadores, prevalezca sobre toda otra religión.
¡Creyentes! Muchos doctores y monjes devoran, sí, la hacienda ajena
injustamente, desviando a otros del camino de Alá. A quienes atesoran oro y
plata y no lo gastan por la causa de Alá, anúnciales un castigo doloroso,
el día que esos metales se pongan candentes en el fuego de la gehena y sus
frentes, costados y espaldas sean marcados con ellos: «Esto es lo que
atesorabais para vosotros. ¡Gustad, pues, lo que atesorabais!»
El número de meses, para Alá, es de doce. Fueron inscritos en la Escritura de
Alá el día que creó los cielos y la tierra. De ellos, cuatro son sagrados: ésa
es la religión verdadera. ¡No seáis injustos con vosotros mismos no
respetándolos! ¡Y combatid todos contra los asociadores como ellos también
combaten todos contra vosotros! Y sabed que Alá está con los que Le temen.
El mes intercalar no significa más que un incremento en la incredulidad, con la
que se extravían los infieles. Lo declaran profano un año y sagrado otro año,
para estar de acuerdo con el número de lo que Alá ha declarado sagrado,
declarando así profano lo que Alá ha declarado sagrado. La malicia de sus obras
ha sido engalanada, pero Alá no dirige al pueblo infiel.
¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la
causa de Alá!» permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de acá a la
otra? Y ¿qué es el breve disfrute de la vidad de acá comparado con la otra, sino
bien poco...?
Si le negáis auxilio, Alá sí que le auxilió cuando, expulsado por los infieles,
con un solo compañero, le decía a éste estando los dos en la cueva: «¡No estés
triste! ¡Alá está con nosotros!» Alá hizo descender sobre él Su sakina y le
reforzó con legiones invisibles a vuestros ojos. Alá puso Su Palabra por encima
de la palabra de los infieles.. Alá es poderoso, sabio.
¡Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! ¡Luchad por Alá con
vuestra hacienda y vuestras personas! Es mejor para vosotros. Si supierais...
Si se hubiera tratado de una ventaja inmediata o de un viaje corto, te habrían
seguido, pero el objetivo les ha parecido distante. Jurarán por Alá: «Si
hubiéramos podido, os habríamos acompañado a la guerra». Se pierden a sí mismos.
Alá sabe que mienten.
Quienes creen en Alá y en el último Día no te piden dispensa cuando de luchar
con su hacienda y sus personas se trata. Alá conoce bien a quienes Le temen.
Si hubieran querido ir a la guerra, se habrían preparado para ello, pero Alá no
ha aprobado su marcha. Les ha infundido pereza y se les ha dicho: «¡Quedaos con
los que se quedan!»
Si os hubieran acompañado a la guerra, no habrían hecho más que aumentar la
confusión y habrían sembrado la desconfianza entre vosotros, buscando
soliviantaros. Hay entre vosotros quienes dan oídos a lo que dicen, pero Alá
conoce bien a los impíos.
Hay entre ellos quien dice: «Dispénsame y no me tientes!» Pero ¿es que no han
caído ya en la tentación? La gehena, ciertamente, cercará a los infieles.
Di: «Qué podéis esperar para nosotros sino una de las dos contingencias más
bellas?» Nosotros, en cambio, esperamos que Alá os aflija con un castigo venido
de Él o a manos nuestras. ¡Esperad, pues! Nosotros también esperamos con
vosotros.
Lo único que ha impedido que su limosna sea aceptada es que no creen en Alá ni
en Su Enviado, no acuden a la azalá sino perezosamente y no dan limosna sino a
disgusto.
¡No te maravilles de su hacienda ni de sus hijos! Alá sólo quiere con ello
castigarles en la vida de acá y que exhalen su último suspiro siendo infieles.
Si quedaran satisfechos de lo que Alá y Su Enviado les han dado y dijeran: «¡Alá
nos basta! Alá nos dará de Su favor y Su Enviado también. ¡Deseamos
ardientemente a Alá!»...
Las limosnas son sólo para los necesitados, los pobres, los limosneros, aquéllos
cuya voluntad hay que captar, los cautivos, los insolventes, la causa de Alá y
el viajero. Es un deber impuesto por Alá. Alá es omnisciente, sabio.
Hay entre ellos quienes molestan al Profeta y dicen: «¡Es todo oídos!» Di: «Por
vuestro bien es todo oídos. Cree en Alá y tiene fe en los creyentes. Es
misericordioso para aquéllos de vosotros que creen». Quienes molesten al Enviado
de Alá, tendrán un castigo doloroso.
¡No os disculpéis! Habéis dejado de creer después de haber creído y, si
perdonamos a alguno de vosotros, castigaremos a otros por haber sido pecadores.
Los hipócritas y las hipócritas son todos uno. Ordenan lo que está mal y
prohíben lo que está bien. Cierran sus manos. Han olvidado a Alá y Él les ha
olvidado. Los hipócritas son los perversos.
Alá ha amenazado a los hipócritas, a las hipócritas y a los infieles con el
fuego de la gehena, en el que estarán eternamente. Les bastará. ¡Qué Alá les
maldiga! Tendrán un castigo permanente.
Lo mismo les pasó a los que os precedieron. Eran más fuertes que vosotros, más
ricos y tenían más hijos. Disfrutaron de su parte. Disfrutad vosotros también de
vuestra parte, como vuestros antecesores disfrutaron de la suya. Habéis
parloteado igual que ellos. Vanas fueron sus obras en la vida de acá y vanas lo
serán en la otra. Ésos son los que pierden.
¿No se han enterado de lo que pasó a quienes les precedieron: el pueblo de Noé,
los aditas, los tamudeos, el pueblo de Abraham, los madianitas y los de las
vueltas de arriba abajo? Sus enviados vinieron a ellos con las pruebas claras.
No fue Alá quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos.
Pero los creyentes y las creyentes son amigos unos de otros. Ordenan lo que está
bien y prohíben lo que está mal. Hacen la azalá, dan el azaque y obedecen a Alá
y a Su Enviado. De ésos se apiadará Alá. Alá es poderoso, sabio.
Alá ha prometido a los creyentes y a las creyentes jardines por cuyos bajos
fluyen arroyos, en los que estarán eternamente, y viviendas agradables en los
jardines del edén. Pero la satisfacción de Alá será mejor aún. ¡Ése el éxito
grandioso!
Juran por Alá que no han profesado la incredulidad, cuando la verdad es que sí.
Han apostado después de haber abrazado el islam. Aspiraban a algo que no han
conseguido y han quedado resentidos sólo por no haber obtenido más que aquello
con que Alá y Su Enviado les han enriquecido, por favor Suyo. Sería mejor para
ellos que se arrepintieran. Si vuelven la espalda, Alá les infligirá un castigo
doloroso en la vida de acá y en la otra. No encontrarán en la tierra amigo ni
auxiliar.
Son ellos los que critican, tanto a los creyentes que, espontáneamente, dan
limosna, como a quienes sólo con un gran esfuerzo consiguen darla. Se burlan de
ellos. También Alá se burlará de ellos y tendrán un castigo doloroso.
Da lo mismo que pidas o no que se les perdone. Aunque lo pidieras setenta veces,
Alá no les perdonaría, porque no han creído en Alá y en Su Enviado. Alá no
dirige al pueblo perverso.
Los dejados atrás se alegraron de poder quedarse en casa en contra del Enviado
de Alá. Les repugnaba luchar por Alá con su hacienda y sus personas y decían:
«No vayáis a la guerra con este calor». Di: «El fuego de la gehena es aún más
caliente». Si entendieran...
Si Alá vuelve a llevarte a un grupo de ellos y te piden permiso para ir a la
guerra, di: «¡No iréis nunca conmigo! ¡No combatiréis conmigo contra ningún
enenmigo! Preferisteis una vez quedaros en casa. ¡Quedaos, pues, con los que se
quedan detrás!»
¡ No te maravilles de su hacienda y de sus hijos! Alá sólo quiere con ello
castigarles en la vida de acá y que exhalen su último suspiro siendo infieles.
Cuando se revela una sura: «¡Creed en Alá y combatid junto a Su Enviado», los
más ricos de ellos te piden permiso y dicen: «¡Deja que nos quedemos con los que
se quedan!»
Los beduinos que se excusan vienen a que se les dé permiso. Los que mienten a
Alá y a Su Enviado se quedan en casa. Un castigo doloroso alcanzará a los que de
ellos no crean.
Si son sinceros para con Alá y con Su Enviado, no habrá nada que reprochar a los
débiles, a los enfermos, a los que no encuentran los medios. No hay motivo
contra los que obran con honradez. Alá es indulgente, misericordioso.
Tampoco contra aquéllos a quienes, viniendo a ti para que les facilites montura,
dices: «No os encuentro montura» y se vuelven con los ojos arrasados de lágrimas
de tristeza porque no encuentran los medios.
Sólo hay motivo contra los que, siendo ricos, te piden permiso. Prefieren
quedarse con las mujeres dejadas detrás. Alá ha sellado sus corazones, así que
no saben.
Se excusarán ante vosotros cuando volváis a ellos. Di: «¡No os excuséis! ¡No
vamos a creeros! Alá ya nos ha informado acerca de vosotros. Alá y Su Enviado
verán vuestras obras. Luego, se os devolverá al Conocedor de lo oculto y de lo
patente y ya os informará Él de lo que hacíais».
Cuando regreséis a ellos os pedirán, jurando por Alá, que les dejéis. Dejadles,
pues, son una abominación. Su morada será la gehena como retribución de lo que
han cometido.
Los beduinos son los más infieles, los más hipócritas y los más propensos a
ignorar las leyes contenidas en la revelación de Alá a Su Enviado. Alá es
omnisciente, sabio.
Algunos beduinos consideran como onerosa obligación pecuniaria lo que gastan, y
acechan vuestras vicisitudes. ¡Que sean ellos los que sufran un revés! Alá todo
lo oye, todo lo sabe.
Pero hay otros beduinos que creen en Alá y en el último Día y consideran lo que
gastan y las oraciones del Enviado como medios de acercarse a Alá. ¿No es esto
para ellos un medio de acercarse? Alá les introducirá en Su misericordia. Alá es
indulgente, misericordioso.
Alá está satisfecho de los más distinguidos -los primeros de los emigrados y de
los auxiliares-, y de quienes les siguieron en sus buenas obras. Ellos también
estarán satisfechos de Él, Que les ha preparado jardines por cuyos bajos fluyen
arroyos en los que estarán eternamente, para siempre. ¡Ése es el éxito
grandioso!
Entre los beduinos que os rodean y entre los medineses hay hipócritas que se
obstinan en su hipocresía. Tú no les conoces, Nosotros les conocemos. Les
castigaremos dos veces. Luego, serán enviados a un castigo terrible.
Di: «¡Allá vosotros! Alá verá vuestras obras, así como Su Enviado y los
creyentes. Se os devolverá al Conocedor de lo oculto y de lo patente y ya os
informará Él de lo que hacíais».
Quienes edificaron una mezquita con ánimo de dañar para ayuda de la
incredulidad, para dividir a los creyentes y como refugio para quien había hecho
antes la guerra a Alá y a Su Enviado, juran solemnemente: «¡No quisimos sino lo
mejor!» Pero Alá es testigo de que mienten.
¡No ores nunca en esa mezquita! Una mezquita fundada desde el primer día en el
temor de Alá tiene más derecho a que ores en ella. La frecuentan hombres que
gustan de purificarse y Alá ama a los que se purifican.
¿Quién es mejor: quien ha cimentado su edificio en el temor de Alá y en Su
satisfacción o quien lo ha cimentado al borde de una escarpa desgastada por la
acción del agua y desmoronadiza, que se derrumba arrastrándole al fuego de la
gehena? Alá no dirige al pueblo impío.
Alá ha comprado a los creyentes sus personas y su hacienda, ofreciédoles, a
cambio, el Jardín. Combaten por Alá: matan o les matan. Es una promesa que Le
obliga, verdad, contenida en la Tora. en el Evangelio y en el Corán. Y ¿quién
respeta mejor su alianza que Alá? ¡Regocijaos por el trato que habéis cerrado
con É! ¡Ése es el éxito grandioso!
Quienes se arrepienten sirven a Alá, Le alaban, ayunan, se inclinan, se
prosternan, ordenan lo que está bien y prohíben lo que está mal, observan las
leyes de Alá... ¡Y anuncia la buena nueva a los creyentes!
El Profeta y los creyentes no deben pedir el perdón de los asociadores, aunque
sean parientes suyos, después de haber visto claramente que morarán en el fuego
de la gehena.
El perdón que Abraham pidió para su padre no fue sino en virtud de una promesa
que le había hecho; pero, cuando vio claramente que era enemigo de Alá, se
desentendió de él. Abraham era, ciertamente, tierno, benigno.
Alá se ha vuelto al Profeta, a los emigrados y a los auxiliares, que le
siguieron en una hora de apuro, luego de haberse casi desviado los corazones de
algunos de ellos. Se ha vuelto, depués, a ellos. Alá es con ellos manso,
misericordioso.